Es posible que machaero proceda de machar, no lo sé. El caso es que, en mi pueblo y en la zona de alrededor, llamamos así a unos poyos que suelen estar situados en las puertas de las casas, ya sea en la calle o en los patios. Estos poyos suelen ser de canisca, o lo que es lo mismo, de granito.
Los machaeros sirven para sentarse y compartir un rato de charla con los miembros de la casa y/o con el vencindario. Sitios en los que se charla de lo divino y de lo humano, en los que, en las calurosas noches de verano, vecinas y vecinos se sientan al fresco.
Esta costumbre tan arraigada aún en los pueblos, podría considerarse la «prehistoria» de las actuales redes sociales, si salvamos las distancias tanto físicas como tecnológicas.
A la hora de construir este blog, pensé que sería una buena idea crear un machaero de canisca virtual en el que poder comunicar lo que vaya surgiendo, de la misma manera que se hace en los pocos reales que aún quedan. Así, el «corro» de asistentes a la tertulia puede ampliarse, aunque puedan perderse detalles como una sonrisa pícara, una mirada cómplice o una palmada de aliento e, incluso, el convite por el cumpleaños de alguna persona asistente a la tertulia.